El último grito en Kuala Lumpur (Malasia) es ir a la cárcel de Kajang, la mayor prisión de mujeres del país. La causa de esta insólita afición es que se trata del primer penal-spa del mundo. Efectivamente, las Autoridades han iniciado un plan de rehabilitación para convertir a algunas reclusas del centro en esthéticiennes. El peculiar salón de belleza carcelario está decorado al estilo balinés, y el número de clientes va en aumento.
Los beneficios del spa, una vez descontado el pequeño sueldo que reciben las trabajadoras, son invertidos en otros programas de rehabilitación de la cárcel, como los talleres de panadería y costura.
¿Pero qué impulsa a la gente a someterse a un tratamiento de belleza en una prisión? ¿El morbo? Los clientes aseguran que la única razón es el deseo de ayudar a estas mujeres a encontrar una nueva oportunidad en la vida.
Fuente: www.elsiglodedurango.com.mx
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