En momentos de crisis e incertidumbre económica es habitual la puesta en marcha de nuevas fórmulas e ideas para captar y fidelizar nuevos clientes. En un momento delicado donde la publicidad tradicional se enfrenta a unos de sus peores momentos llaman la atención propuestas alternativas que podrían servir como precedentes y hasta convertirse en soluciones prácticas y pioneras.
Una de ellas es la puesta en macha por Tom Farber, profesor de un instituto de secundaria en San Diego (Estados Unidos), quien tras comprobar su falta de recursos económicos y el recorte de presupuestos para sus actividades escolares decidió experimentar con la inserción de anuncios publicitarios en sus propios exámenes.
Los anuncios, que se situan en la parte final inferior de cada una de las páginas de los exámenes, muestran de forma destacada la dirección de la web del anunciante con un eslogan o claim publicitario.
Los patrocinadores en cuestión, de momento son pequeñas empresas locales que quieren acceder al público joven. El “visionario” profesor Tom Farber, tiene hasta sus propias tarifas: $10 por un test, $20 por un control por cada tem y $30 por un examen final.
A pesar de que esta fórmula a servido para solventar la falta de recursos económicos, no ha tardado en generarse el debate y la polémica entorno a esta práctica y sobre el hecho de que los jóvenes reciban impactos publicitarios en sus exámenes.
Fuente: www.puromarketing.com
Una de ellas es la puesta en macha por Tom Farber, profesor de un instituto de secundaria en San Diego (Estados Unidos), quien tras comprobar su falta de recursos económicos y el recorte de presupuestos para sus actividades escolares decidió experimentar con la inserción de anuncios publicitarios en sus propios exámenes.
Los anuncios, que se situan en la parte final inferior de cada una de las páginas de los exámenes, muestran de forma destacada la dirección de la web del anunciante con un eslogan o claim publicitario.
Los patrocinadores en cuestión, de momento son pequeñas empresas locales que quieren acceder al público joven. El “visionario” profesor Tom Farber, tiene hasta sus propias tarifas: $10 por un test, $20 por un control por cada tem y $30 por un examen final.
A pesar de que esta fórmula a servido para solventar la falta de recursos económicos, no ha tardado en generarse el debate y la polémica entorno a esta práctica y sobre el hecho de que los jóvenes reciban impactos publicitarios en sus exámenes.
Fuente: www.puromarketing.com
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