Dvelas es el proyecto de un grupo de diseñadores y arquitectos navarros amantes del diseño y de la navegación a vela: Arraitz Koch, diseñadora; Enrique Kahle, Arquitecto; Esperanza Kahle, Arquitecto; Borja Fuentes, Fabricante de Velas y Arquitecto de Formación y Carlos Martínez, Comerciante.
Buscaban aprovechar las cualidades físicas de las velas, mezclarlas con las técnicas de aparejo y trasladarlas al mundo de los muebles para idear asientos y objetos insólitos. Y lo han conseguido. De momento en Dvelas se han ideado 6 piezas, Génois (sillón puf), Vaurien (tumbona), Garrucho (colgador), Driza (colgador), Barlovento y Sotavento (tumbona, poltrona) y B&S Elondo (tumbona, poltrona), y ya trabajan con los prototipos de otros dos nuevos diseños, uno de un toldo y otro de una butaca que aprovecha los puños de las velas de barcos de gran tamaño.
En todas sus creaciones el material que utilizan es la vela usada y sus componentes: la propia tela, los ollados, los mosquetones, los puños o los sables de fibra de vidrio… Según el arquitecto Enrique Kahle “buscamos la reconversión del material para hacer algo de calidad y fino, que sean diseños conceptuales, reflexivos, alusivos al mar y a la navegación a vela. Por eso pensamos mucho cada diseño hasta validarlo. Nos interesa ese tipo de eco diseño “Fine Eco Design”.
Mezclando reciclaje e industria, los muebles que nacen de las antiguas velas son ediciones únicas o limitadas. Otro detalle importante, explica Kalhe “es que desde que localizamos una vela nos informamos de todos los datos de la vela, como el puerto de origen, el tipo de vela, el barco, la velería en que fue fabricada etc… y todos los productos terminados llevan una etiqueta con esa información, de forma, que sabes la historia de la vela.”
La idea de reciclar este material y darle un segundo uso surgió porque además, de que todos son amantes dela navegación y uno de los socios es fabricante de velas, se dieron cuenta de que “a las fábricas de velas llegan para muchas para reparar. A veces la reparación no merece la pena y ese material se tira. Ese material, aseguran, para nosotros es muy interesante por sus costuras en zigzag, a veces con hilos de colores, los refuerzos que tiene… y los ollados lo hacen muy expresivo. Además con el tiempo y el uso adquiere una pátina que lo hace todavía más atractivo…
Por otro lado, explican, “las velas nuevas son caras. Con el uso adquieren deformaciones que las hacen menos eficaces para navegar aunque no necesariamente están rotas. La gente las renueva cada tres o cuatro años y o bien se tiran, o se guardan como juego de velas de repuesto, aunque es muy improbable que se vuelvan a utilizar. Además ocupan mucho sitio. Por eso cuando nosotros las compramos la gente se pone muy contenta porque le quitas un muerto”.
Fuente: http://ecoinventos.com
1 comentarios:
Muy buenoo!!!
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