El norteamericano Earle Dickson, poco después de casarse en 1917, se dio cuenta de que su esposa se cortaba constantemente mientras cocinaba y pensó que los vendajes tradicionales suponían un engorro para seguir realizando las tareas del hogar. Para solventar el problema, fijó pequeñas gasas esterilizadas en el centro de tiras adhesivas y enrolló unas cuantas de manera que sólo pegaban por un lado. Así nacieron las tiritas que conocemos hoy en día.
Tras patentar el invento, convenció a los directivos de Johnson & Johnson, donde él trabajaba, para que lo fabricaran y comercializaran. Su introducción en el mercado no tuvo éxito hasta que se empezó a distribuir gratuitamente a las tropas de los Boy Scouts. Las tiritas han sido un gran invento. Tener una de ellas a mano cuando sufrimos un pequeño corte nos evita tener que hacer vendajes más aparatosos. Pero hay que admitir que ir con una pegada, por ejemplo, en la cara o en las manos, puede resultar algo antiestético. Por eso, este invento, nos parece realmente útil.
Se trata de unas tiritas que tienen una “función camaleón”. Al ser colocadas en nuestro cuerpo, adquieren lentamente el color de la piel, volviéndose prácticamente invisibles. Por ahora, los inventores de estas revolucionarias tiritas no han revelado cuál es el proceso por el cual consiguen este resultado, pero suponemos que podría ser por medio de alguna reacción de un elemento químico.
Las Chameleon Bandageis participan en el iF Design Talents de 2012. Esperemos que ganen y encuentren financiación para lanzar este producto al mercado.
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