Una treintena de Engkeys, un robot blanco con forma de huevo desarrollado por el Instituto Coreano de Ciencia y Tecnología (KIST), han comenzado a impartir clases de inglés en 21 escuelas primarias en el sureste de la ciudad de Daegu (Corea del Sur).
Se trata de un proyecto piloto que según las autoridades “está destinado a fomentar la floreciente industria de los robots coreanos”, pero que según los profesores de inglés que trabajan en Corea del Sur esconde el oscuro propósito de mandarlos bien lejos por considerarles personas promiscuas.
Los Engkeys tienen aproximadamente 1 m de altura y una pantalla de TV por cabeza que muestra una aséptica cara de mujer de raza caucásica. Son controlados de forma remota por profesores de inglés en Filipinas, que pueden ver y escuchar a los niños a través de un sistema de control remoto.
Unas cámaras detectan las expresiones faciales de los maestros filipinos y al instante se reflejan en la cara del avatar. El robot también puede dar vueltas por la clase, mientras habla a los estudiantes, lee libros para ellos y baila al son de la música moviendo la cabeza y los brazos. “Los maestros filipinos son muy educados, experimentados y mucho más baratos que sus homólogos de otros países” afirma Sagong Seong-Dae, un científico senior en KIST.
En las primeras pruebas realizadas los niños parecen encantados con la mirada de los robots, con los “buenos e interesantes” que se muestran. Algunos adultos también han expresado su interés en que les imparta idiomas un robot, ya que afirman “que pueden sentirse menos nerviosos hablando con robots que con una persona real”.
Las autoridades de educación coreanas están barajando la posibilidad de enviar estos robots a zonas rurales remotas de Corea del Sur, zonas donde los profesores extranjeros de inglés son rechazados.
Esta noticia llega como un jarro de agua fría para una de las mayores asociaciones en Corea de profesores extranjeros de inglés, la ATEK (Association of Teachers of English in Korea) que estaba llevando acabo una concienzuda campaña en contra del debate que existe sobre las pruebas obligatorias del SIDA que deben pasar para entrar en el país. Y también para tratar de corregir la imagen pública de los profesores de inglés foráneos como personas promiscuas y fiesteras.
En Corea del Sur, el SIDA es ampliamente percibido como una “enfermedad extranjera”, ya que las bajísimas tasas de contagio que soportan (0,00012 % de la población surcoreana) hace que se cierren hacia posibles elementos problemáticos. Tan bajita es su tasa que de los jóvenes sexualmente activos en Corea más del 60% no usan ningún tipo de protección. En cambio, la sociedad y los medios coreanos han alimentado y perpetuado una imagen del profesor de inglés asociada con la de exceso de licor, abuso de drogas, promiscuidad sexual y enfermedades.
Fuente: http://blogs.lainformacion.com
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