En Los Ángeles (Estados Unidos) es posible mostrar los respetos al difunto sin tener que bajar del coche. Al estilo de los restaurantes de comida rápida, basta con echar el freno y bajar la ventanilla.
Si eres de los que no soporta ir a un funeral. Si te incomoda ponerte el traje para acudir a la misa y después al cementerio, la idea puesta en marcha en Los Ángeles, quizás sea de tu interés. El tanatorio Robert L. Adams, localizado en la popular zona de los Compton, ha desarrollado un peculiar sistema para que los interesados puedan dar su último adiós al muerto, sin tener que bajarse del coche.
Al estilo de los restaurantes de comida rápida, que sirven directamente a los conductores, el fallecido es colocado en un habitáculo tras un cristal antibalas, con una decoración elegida por los familiares. La entrada está protegida por una valla que se levanta cuando un dispositivo electrónico reconoce las matrículas de los autorizados al velatorio.
La actual propietaria, Peggy Scott Adams, asegura que “los allegados no tienen que buscar aparcamiento, pueden mostrar sus condolencias y la familia del fallecido sabrá que han mostrado sus respetos”. La gerente del tanatorio, Denise Knowles-Bragg, afirma que ofrecen un servicio único y alternativo a los sistemas funerarios tradicionales, negando las voces que les tachan de morbosos y exhibicionistas. Para Denise, el autotanatorio, es un servicio muy práctico para los ancianos que tienen dificultades a la hora de andar, pero que desean despedirse de sus seres queridos, para aquellos que llevan una vida muy ajetreada, y que pueden aprovechar la hora del almuerzo para un saludo rápido, y también para las familias numerosas que no pueden alojar a todos en un mismo recinto.
Este particular sistema funerario se hizo popular en 1980, cuando los líderes de dos bandas rivales fueron asesinados durante un tiroteo. Como ni la policía ni las bandas eran partidarias de juntarse en el tanotorio, surgió la posibilidad de que uno de los fallecidos, amortajado en un habitáculo cara al exterior, fuera velado desde la calle.
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